La sanidad del semillero hortícola compromete en primer lugar la productividad de este y posteriormente el adecuado desarrollo de los cultivos después del trasplante.

Debemos tener en cuenta que, durante la germinación, la emergencia y el desarrollo inicial, las plantas son especialmente susceptibles a la infección por los patógenos; y ello básicamente por dos razones:

  • Los exudados liberados durante la germinación de las semillas proveen al patógeno edáfico de una base nutritiva que facilita la patogénesis.
  • Los tejidos jóvenes tienen una escasa resistencia constitutiva de las enfermedades.

 

¿Qué debemos considerar?

Con frecuencia se producen infecciones asintomáticas o tan leves que pasan desapercibidas en el semillero y que se expresan o acentúan en el terreno o invernadero después del trasplante.

Este hecho tiene una importante relevancia, puesto que las explotaciones que se dedican a “hacer plántulas” pueden producir millones de plantas para un mismo ciclo y por lo tanto, se corre el riesgo de dispersar o distribuir de forma masiva agentes patógenos que ponen en riesgo la fitosanidad de las explotaciones agrícolas.

Por este y otros motivos se han impulsado normas legales para regular y controlar la calidad fitopatológica de la producción y comercialización de plantas y hortalizas, así como el materia reproductivo de ornamentales.

Las medidas preventivas son básicas para un adecuado manejo fitosanitario de los semilleros y así evitar los problemas. Además, para muchas enfermedades la prevención es la única actuación disponible (enfermedades víricas). Por lo que el sustrato, la semillas y el agua de riego deben estar exentos de fitopatógenos, en tanto los materiales e instalaciones y herramientas deben desinfestarse de manera adecuada.

Los costos derivados por la implementación de medidas como la instalación de tapetes sanitarios en las entradas y el uso de ground cover para aislar el suelo del semillero son insignificantes en comparación con las perdidas millonarias que se pueden causar.

Plántula cucurbitacea

Enfermedades en los semilleros

Se conoce como enfermedades de semillero a distintas patologías que tienen como característica común el presentarse en los primeros estados de desarrollo de la planta ocasionando la muerte o caída de las plántulas (Damping.off) o dando lugar a plantas de escaso desarrollo y nulo valor comercial.

Identificar el agente causal es de lo más importante para conocer el problema y utilizar el método de control adecuado, sin embargo en semilleros, con cierta frecuencia, en los aislamientos de patógenos a partir de plántulas enfermas se obtienen varios hongos, lo cual implica que el semillero es atacado por complejos de enfermedades. La actuación de los agentes implicados será simultanea o secuencial, de tal manera, que la importancia relativa de los mismos varía según las condiciones ambientales y la susceptibilidad del huésped.

A continuación, se describen los síntomas más típicos inducidos por algunos de estos hongos.

Phytium spp.

Las plántulas jóvenes presentan un estrangulamiento del hipocótilo que progresa desde el cuello, doblándose y quedando tumbada sin perder el color verde, mientras que, al principio, no se detecta ninguna alteración o podredumbre en el sistema radicular. Cuando afecta a plantas con varias hojas verdaderas la afección se caracteriza por una pudrición blanda del cuello, de aspecto acuoso y color pardo amarillento, que estrangula levemente al tallo. A medida que la enfermedad avanza, en el sistema radical se observa una podredumbre blanda pardo-amarillenta, que estrangula levemente al tallo.

Phytium spp en lechuga

Rhizoctonia solani.

Las plántulas jóvenes afectadas por este hongo, en lugar de estrangulamiento, presentan un chancro a nivel del cuello, de color marrón-rojizo que también las hace caer sobre el sustrato. En plantas con hojas verdaderas también se producen lesiones tipo chancro en el cuello, podredumbre que llega a extenderse por la raíz principal.

Phytophthora spp.

Provoca podredumbre en la raíz y cuello de color pardo, a veces con un leve adelgazamiento en el cuello.

Los hongos del suelo tienen la capacidad de sobrevivir, aunque no haya plantas, mediante estructuras especializadas (clamidosporas, esclerocios, oosporas, etc.) o por crecimiento saprofítico.

La introducción de estos patógenos puede tener múltiples orígenes: sustrato de cultivo, contenedor reutilizados, estructuras, semillas, agua de riego, o ser diseminada por el viento, personal, herramientas, a partir de suelo contaminado, otros cultivos enfermos, malas hierbas infectadas o restos infestados de cultivos anteriores.

Una vez presentes los patógenos, los daños se agravan cuando el balance entre crecimiento de la planta y el del patógeno está desequilibrado favoreciendo a este último. En este sentido cualquier estrés ambiental al que sometamos a la plántula incrementará la susceptibilidad a estas enfermedades.

Medidas de prevención

Para un adecuado manejo fitosanitario hay que tener en cuenta las posibles fuentes de inóculo y las condiciones favorables de estas enfermedades.

  • Lo primero a realizar es impedir la entrada del patógeno en el semillero, para ello las semillas deben estar exentas de patógenos. Las semillas certificadas oficialmente garantizan cierta sanidad fitosanitaria, por ello siempre se recomienda emplearlas.
  • En cuanto a la des infestación de sustrato es otra práctica que está ampliamente recomendada.

  • La limpieza del semillero es importante, por ello es obligatorio la eliminación de restos vegetales, plántulas con síntomas, restos de sustratos, malas hierbas, limpieza frecuente de mesas de trabajo, piso, herramientas con soluciones desinfectantes.

  • Es preferible el uso de semillas vigorosas y lotes jóvenes con alto poder germinativo, ya que las semillas envejecidas incrementan la eficacia de infección en ellas por hongos patógenos.

  • La siembra no debe ser muy densa y la iluminación adecuada, esto se puede controlar dependiendo de la especie, seleccionando la charola con el número de alveolos adecuado.

  • Para reducir los riesgos en el agua de riego es recomendable que los depósitos, embalses, pozos y conducciones estén cerrados o cubiertos a fin de evitar que caiga polvo y restos vegetales que podrían ser una fuente de inoculo.

  • Otra acción relacionada con la adecuación fitosanitaria del sustrato es la incorporación de fungicidas preventivo, tratamientos que no sustituyen a la des infestación del sustrato. Se aplican para mejorar el control de problemas específicos.

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Fuente:
Avilés Guerrero, Manuel, Tello Marquina, J.C.: El Control Sanitario de los Semilleros Horticolas. Vol. 13. Pag. 129-137. En: Planteles : [semilleros,Viveros]. Reus. 1999. ISBN 84-87729-28-2


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