Aunque la agricultura protegida tiene como fundamento la protección de los cultivos agrícolas, lo cierto es que la agricultura en general siempre ha sido una actividad protegida, de lo contrario no hubiese funcionado.

Es decir, desde los inicios mismos de la agricultura, hace más de 10,000 años, las plantas cultivadas se han tenido que proteger de diversos factores, lo que permitió ir mejorando las cosechas continuamente.

Ahora tenemos la agricultura protegida, que es una especialización de la actividad agrícola, cuyo objetivo es proteger eficientemente a las plantas cultivadas. De esta manera podemos producir más y mejor.

Ahora bien, protegemos a los cultivos de muchos factores, siendo uno de los principales los cambios meteorológicos abruptos, los cuales pueden dañar a las cosechas de manera considerable, e incluso eliminarlas por completo.

También protegemos cultivos de animales tales como roedores y plagas agrícolas de muy distintos tipos, ya que si no controlamos estas nuestro cultivo podría verse seriamente afectado.

En fin, que protegemos los cultivos de cualquier factor, biótico y abiótico, que pueda perjudicar la producción, mediante estructuras y técnicas de implementación económicamente aceptable.

Esto es así porque existen muchos niveles de protección, cada uno enfocado a ciertos tipos de cultivo, y entre más rentable sean estos más protección es posible darles, ya que la inversión será bien retribuida.

No invertir en la protección de un cultivo altamente rentable sería arriesgar demasiado la inversión realizada. Y proteger demasiado cultivos de menor valor económico significaría sin duda la quiebra económica.

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